Buenas tardes familia, amigos… no he escrito estos días porque no he sabido bien qué contar! Pero ahora tengo tarea acumulada, así que ya ven.
Pues bien, el
TRADFEST, Festival de Tradiciones que me tuvo muy ocupada los primeros días viendo
cuentos, ha terminado, y llevo unos días sin rutina fija, deambulando por las
calles sin mucho rumbo, dejando que la ciudad y la casa me guiaran un poco.
Después de tres días así, he decidido tomar las riendas del tiempo libre y organizarme
para turistear como dios manda. He analizado todas las rutas y tours posibles
dentro de la ciudad y me he hecho un planning para el próximo fin de semana y
para los días entre semana en que no tenga planes. La ciudad es grande y
bonita, llena de museos y de cosas interesantes que ver y hacer. Hay que estar
con los ojos abiertos, informarse, conocer, preguntar.

Estos
días he terminado de preparar el currículum en inglés y he pasado unas buenas
horas analizando las páginas de ofertas de empleo. Nada divertido de contar.
También he dedicado horas a la biblioteca infantil, leyendo y viendo a los
críos con sus padres entrar y pasar mucho tiempo allí. Abren sábados y domingos
hasta las 17:00, lo que facilita mucho que puedan asistir las familias.

Hoy me
levanté con la firme disposición de ir al Museo Nacional de Escocia, pero antes
decidí organizarme para preparar mañana unas albóndigas (David compró una carne
picada muy rica y le dije que yo las preparaba. Valiente e insensata de mí, que
en casa no voy más allá de un arrocito blanco, jajaja). Total, que fui a
comprar verduras al Sunday market de Stockbridge, del que les hablé el otro
día, y saludé a Gonzalo, que estaba allí preparando su paella de nuevo con otro chico español que no conocía. Los saludé, y ya que estaba, pelé ajos, les ayudé con
la venta y la organización… y viví la intensa experiencia de estar tras el
mostrador a cambio, entre otras cosas, de las verduras! Ha sido mi primera,
divertida y entrañable experiencia en hostelería. Los chicos no pueden ser más
encantadores y ha sido un enorme placer cambiar el museo por pasar el día con ellos.
Su trato con la gente es amabilísimo y la paella, rica rica.  Absolutamente recomendable. En cuanto me
dejen, repito.
Gonzalo, tras su paellaza de pollo.

En fin,
que por fin me he puesto las pilas con esto de hacer turismo sola. Tengo un
plan y pienso cumplirlo! JA! Hay mucho que aprender sobre la historia de la ciudad,
del país, bueno, de UK entero.
La otra tarde visité el cementerio de Greyfriars, que está técnicamente en medio de la ciudad, como si fuera un parque. Las casas están pegadas a las tumbas. Vida y muerte, así, juntitas. Es famoso porque por lo visto J.K. Rowling se inspiró en algunas de sus tumbas para poner nombres a los personajes de sus Harry Potters. 
También es famoso por la historia de Bobby, un perro que pasó 14 años viviendo sobre la tumba de su amo. Hay una estatua en honor al animalico en la calle, que te da señales de que el cementerio está al lado.

Y ya que estoy, les voy
a dejar una foto de una calle que  me
encanta: Victoria Street. Está justo al lado de la Biblioteca Central.

Como
curiosidad, decirles que la ciudad huele a cotufas. De repente, en diferentes
partes, me ha olido tan rico, a veces a cotufas y otras a pan. Hasta eso es
bonito aquí, madre mía. Y no tiene nada que ver con los cines, porque aún no he
visto ninguno. No sé por qué será, pero indagaré.
También
contarles que tras una semana preguntándome si había algo feo en Edimburgo, por
fin lo he encontrado: un centro comercial. Lo he visto, allí, al final de
Princess Street. Feo. Como debe ser. Con su parking y sus tiendas.

Sobre
cuentos, poco puedo contar esta semana, salvo que me he enamorado de una
fabulosa autora de álbumes ilustrados. Una ilustradora y escritora llamada Catherine
Rayner. Su uso de la acuarela es espectacular y sus historias cuentan  cosas. Con sencillez y belleza. Cuenta con la
imagen y con el texto. Me he leído todo lo suyo que había en la biblioteca, que
creo que es todo lo que ha publicado. Por lo visto vive en la ciudad, y de
hecho las ilustraciones que decoran la biblioteca infantil vienen todas de sus
libros.
Aquí algunos ejemplos de ilustraciones de dos libros que me han gustado especialmente. Uno que se centra en las pasiones personales compartidas y otro que habla del ciclo de la vida:
Abigail, MacMillan Children´s Book, 2014
Harris finds his feet, MacMillan Children´s Book, 2009

En fin,
amigos,  hasta otro día. Saludos desde mi
habitación, que la kitchen está fría.