Buenas
noches. Quería escribir esta noche para no olvidarme de una cosa curiosa que he
visto hoy.
Bueno,
contarles que no ha habido mucho que contar estos días, salvo algunos
currículums enviados por internet, alguna sesión de cuentos frustrada porque el
narrador tenía un acento escocés demasiado acentuado y no había manera de
seguirle… el tiempo endemoniado que me pone de los nervios y poco más.
Pero
hoy me he acercado a Stockbridge, como me gusta hacer cada domingo, para ir al
SundayMarket. He ido con mi compañera de piso, Helene, la cantante, que había
quedado allí con una amiga. Cuando terminamos de comer, su amiga me habló del
mercado de las Colonias que se celebraba hoy entre las dos y las cinco de la
tarde, y que se hace una vez al año. Tenía curiosidad, así que fui con ella.

Descubrí
un paseo paradisíaco en medio de la ciudad, pegadito al mercado, en el que
bajas unas escaleras y te encuentras al borde del río, en un paseo larguísimo y
muy bonito, el Water of Leith, que recorre media ciudad. Yo lo recorrí en el
sentido opuesto, el “feo y menos conocido” para llegar a las supuestas
colonias.


Cuando
llegamos, me encuentro con carteles que anunciaban el mercado. Eran las propias
personas del barrio, un barrio que se creó con once calles iguales que incluyen
casas de bajo coste que se construyeron a finales del siglo XIX para los
artesanos. Allí, una vez al año, los vecinos ponen a vender cosas en sus
jardines: artesanías, ropa, libros, tartas caseras, bicicletas, platos, jarras,
juguetes… yo vi de todo. Anuncian que en su casa se vende algo poniendo globos
en la puerta, y es como una jornada de puertas abiertas.

 Aproveché
para meterme en tres o cuatro casas ajenas a “josifar”, y fue muy curioso.
Parecían más bien reuniones de amigos y vecinos en la calle. En una de las
casas, una señora mayor había creado unas figuras preciosas con libros
antiguos, verdaderas obras de arte. Y en otra, una adolescente que
dibujaba
  muy bien había  puesto a vender tarjetas y cuadros hechos por
ella.

Estos días
recorreré el Water of Leith en el sentido opuesto, para ver la parte bonita, y
les contaré mejor.
Pero Stockbridge
me tiene enamorada. Por ahora es la parte de Edimburgo que más me gusta en
cuanto a vida se refiere. Desde el primer paseo desde casa, cuando llegas a la
esquina de mi calle y ves la preciosa iglesia de St. Vicent… sabes que es
especial, pero el río atravesándolo, la promesa de su biblioteca, que aún no he
visitado, el mercado cada domingo, las cafeterías llenas de vida… me encanta.
Stockbridge viene del escocés. Stock significa madera, así que PUENTE DE
MADERA.
En fin.
Mañana subiré a Calton Hill si la lluvia me deja, una colina que estaba
antiguamente en las afueras, cuando Edimburgo era solo la Old Town y sus
murallas, pero que ahora está en el centro de la ciudad. Desde allí parece ser
que se ve una panorámica muy buena de toda la ciudad, y también hay un
cementerio lleno de buenas historias. Ya les contaré.

Muchos
besos, saludos desde la cama!