Vuelvo de unos días en el Festival FragaTCuenta, en Fraga, Huesca, donde he conocido a un grupo de bibliotecarias guerreras que son capaces, con todas las ganas, generosidad y apasionamiento, de sacar adelante un evento en el que participan 9 narradores y narradoras que se reparten durante todo el mes.

Eso en febrero, porque en cuanto arranca el mes de marzo se deshacen en poesía, en rutas poéticas, en homenaje a los que llenan de versos la región.

Un Festival alargado en el tiempo que se despliega por esta pequeña ciudad donde las marquesinas de las paradas de guaguas, los hoteles, los restaurantes y las tiendas se llenan de carteles que indican que estamos allí, que vamos a llegar, que vamos a contar o que ya hemos estado.

He coincidido con Soraya HG de Unpuntocurioso y ha sido un verdadero regalo, una de esas maravillas que regala la profesión. El encuentro y la familiaridad en un lugar desconocido y nuevo.

He participado llevando a cabo tres sesiones escolares para alumnado de cinco años de Educación Infantil de diferentes centros escolares: el Miguel Servet, que es un templo en el que el buen hacer de Mariano Coronas se ha desplegado durante décadas (y se nota), El San Jose Calasanz y el Santa Ana.
También una sesión para público familiar y otra para los bebés del centro infantil más cercano a la biblioteca Gianni Rodari.

La Gianni Rodari es una biblioteca infantil, únicamente infantil. Con ese nombre solo se auguran cosas buenas.

Cuenta con un estupendo fondo y una planta que ha crecido hasta el techo y tiene 16 años, tantos como la propia biblioteca. ¡Cuánto habrá escuchado!

Afuera, un parque infantil. Una biblioteca que tiene un parque. Jamás había visto algo igual. Y no solo eso, sino que en la entrada, junto a la puerta, tiene un poema de Karmelo Iribarren -quien me conoce sabe de mi debilidad por él-.

Ha sido una experiencia estupenda. Ver la cantidad de madres y padres que cuentan cuentos, saber que existe el grupo de Atades, personas con diversidad funcional que cuentan cuentos y dan talleres a otras personas para que se animen a hacerlo; sentir el interés, viniendo antes de nuestras sesiones para charlar, para preguntar dudas, escucharnos, encontrarse con nosotras y acogernos. Saber que hoy estarán contando, programadas por primera vez en el Castillo -que no es castillo sino iglesia- de Fraga…

Muchísimas gracias, Ana, Rosana, Elena, Pili, Juan y demás equipo por invitarnos, por acogernos, por el estupendo trabajo que hacen.

¡Seguimos!