El pez arcoiris llegó a mí hace más de diez años, cuando estudiaba magisterio. Me lo “vendieron” como un libro maravilloso para enseñar a los niños a compartir. Es un cuento que no he contado nunca pero que me he encontrado infinidad de veces en escuelas infantiles y colegios como un ejemplo magnífico de libro para transmitir el valor de la generosidad. Y, la verdad, no puedo estar más en desacuerdo.

SINOPSIS:
El libro, escrito e ilustrado por Marcus Pfister y editado por Beascoa (año 2005 con innumerables reimpresiones hasta la actualidad), trata sobre un pez precioso con escamas muy brillantes que, tal y como nos lo presentan, no quería jugar con ningún otro pez, y cuando le hablaban, no contestaba. Las ilustraciones muestran a un pez bellísimo con escamas ilustradas con papel brillante que son muy llamativas al tacto. Un día, un pequeño pez azul le pide una de sus maravillosas escamas y él se niega de malos modos. El pequeño pez azul le cuenta a todos los peces lo ocurrido y, desde ese día, todos se niegan a hacerle caso. Le ignoran completamente. Le dan
la espalda. El pez Arcoiris se siente absolutamente desgraciado, porque aunque es hermoso, nadie le quiere. Así, consulta al sabio pulpo Octopus, que le da el siguiente consejo: “Regala a cada pez una de tus brillantes escamas (…) Aunque ya no seas el pez más hermoso del océano, volverás a estar muy contento”. 

Al principio el pez se niega, pero más tarde el pequeño pez azul vuelve a pedirle una escama: “no seas malo, dame una de tus escamas brillantes”… y el pez Arcoiris se la da. Una pequeña, para no echarla de menos. Y así, al poco, el pez está rodeado de otros peces que también quieren una escama brillante. Y el pez Arcoiris, “¡quién lo iba a decir!, repartió escamas entre todos los peces, cada vez estaba más contento.” Al final solo le queda una escama y “es feliz como jamás lo había sido”, y termina jugando con todos.

MI OPINIÓN:
Este libro genera en mí cierta aversión. En primer lugar, nos presentan a un pez hermoso y vanidoso. Es orgulloso porque es guapo, se entiende. Cuando le piden que dé una de sus preciosas escamas, se niega. Yo me pregunto: ¿y por qué iba a tener que hacerlo? ¿Qué razón tiene un pez desconocido para venir a pedirle algo que le pertenece? ¿A cambio de qué? No me imagino a una adolescente con un pelo precioso, ondulado, largo y envidiablemente sano y brillante teniendo que darle un mechón a cada una de las chicas de su edad de pelo seco y estropajoso que se la encuentran por la calle y envidian su belleza. Y esto es un ejemplo sobre el físico, pero pensemos en gente con un talento especial para cualquier cosa, un artista, un músico, un genio de las matemáticas, teniendo que dar parte de su esencia y su inteligencia para ser queridos.

Cuando el pez se niega (de muy malos modos, por cierto), todos le dan la espalda. Le ignoran. ¿No es eso un tipo de bullying? ¿No es maltrato psicológico? Cuando el pez pide consejo al pulpo Octopus, el más sabio del mar, éste no le dice: “Pez Arcoiris, es que eres vanidoso, orgulloso y algo déspota y tienes que tratar de ser mejor persona” o algo parecido, sino que achaca el hecho de que le ignoren a sus escamas especiales. Le viene a decir algo así como “Para que te quieran tienes que ser vulgar, dar toda tu belleza, ser como ellos, perderte a ti mismo”.

Le dice que aunque no sea el más hermoso estará más contento. ¿Estará más contento por qué? ¿Por ser como los demás? ¿Todos tenemos que ser iguales para ser aceptados? Y el pez lo hace, da todas sus escamas a los demás y se siente bien. Pero en mi opinión se siente bien porque ya no le ignoran, no porque esté compartiendo. El pez es feliz ahora, tiene amigos, cada uno de sus amigos se ha llevado una parte esencial de su persona, de lo que le definía y hacía único. Es importante ahora para ellos porque es como todos, y todos son como él. No hay que envidiarle nada. Ahora ya puede jugar y tener amigos a costa de haberse perdido a sí mismo. No sabemos si psicológicamente habrá mejorado, pero qué importa. Y
en este punto yo me pregunto: ¿ha compartido o ha hecho un negocio con sus escamas a cambio de recibir amistad?

Para mí el pez Arcoiris y todas sus escamas brillantes representa la unicidad de las personas, lo que nos hace especiales. Es un pez diferente pero tiene que ser como todos los demás para que le quieran, tiene que darse, repartirse, pero para ello tiene que perderse. No estamos hablando de un pez que vaya por el mar con una bandeja de dulces. Estamos hablando de sus escamas, lo que le define. Y eso se comparte de otra manera. Eso se comparte, por ejemplo, haciendo que el pez Arcoiris muestre a los demás la forma en que sus escamas brillan por sí mismas, no dependiendo de que él tenga que darles nada. Eso sí, las ilustraciones encantan a los niños y es un punto de partida estupendo para hacer todo tipo de actividades artísticas. Pero yo, si tuviera que utilizar el libro, cambiaría su historia.