Desde hace tiempo vengo leyendo
las aportaciones de muchos narradores profesionales sobre los términos con
que se suele denominar al oficio del que cuenta cuentos. Últimamente más
todavía, ya que se ha generado debate en torno a la incorporación en la 23º
edición del diccionario de la RAE de la palabra CUENTACUENTOS, definida como “persona
que narra cuentos en público”
.

No me he pronunciado antes al
respecto, pero me gustaría dedicar una entrada a aunar las opiniones de varios
de ellos, por si les interesara saber qué piensan los que cuentan sobre el
tema. Ya no solo es la cuestión de que se incluya el término en el diccionario,
algo que se valora de por sí, aunque hay muchos aspectos que matizar, ya que la
definición no puede ser más elemental ni simple. Se trata también de que el
término CUENTACUENTOS ha llegado a utilizarse de modo peyorativo por parte de
la sociedad, relacionándolo con actividades exclusivamente infantiles y
normalmente de mala calidad. La mayoría de los contadores que conozco prefieren
denominarse Narradores Orales, aunque hay muchos otros términos que se utilizan
y en torno a los que se debate.

A continuación les enlazo una entrada de Tierra Oral, el blog de Pep Bruno donde diferencia cada uno de los términos que se suelen
utilizar y en cuyos comentarios se observan estupendas aportaciones.

También les facilito el acceso
a Cuentos de La Luna, donde desde hace unos años ya Carles García hace un
llamamiento a la coherencia con el propio trabajo y a lo negativo del acuñar la
marca “Cuentacuentos” al oficio del narrador.

El último que les enlazo es un
artículo escrito por César Villegas (Wayqui) sobre el tema, destacando la importancia
de determinar los tipos de historias orales que se cuentan y su influencia a la
hora de decantarse por un término o por otro.

En fin, todas ellas
aportaciones interesantísimas y que, no cabe duda, nos ayudan a guiarnos y a
entender la importancia que tiene el término con el que se defina la profesión.
Al fin y al cabo, las palabras encierran el espíritu de lo que nombran, y uno
de los grandes peligros del mundo en que vivimos son las etiquetas. Corremos a
encerrarnos en lo que creemos que nos define, por eso hay que tener cuidado, y
por eso todos ellos defienden, opinan, escogen: nos cuentan.