Mucho he tardado en comentar
algo sobre esta serie que me tiene terriblemente enganchada, sobre todo porque
desde que vi el primer capítulo supe que estaba hecha para mí. La he
recomendado desde que la conozco y han sido muchos los amigos que se han unido
y la están disfrutando. Lo que me hace recordar lo mucho que necesitamos las
historias y lo que las buscamos sin saberlo. Las necesitamos para escapar, para
entender, para proyectarnos, para disfrutar… y esta serie nos ofrece una
buena dosis de todas estas cosas.  

En el primer capítulo, Emma
Swan
(Jennifer Morrison) cumple 28 años y justo cuando sopla las velas de su
tarta, sola en su casa en Boston, tocan a la puerta: es  Henry, un niño de diez años que se presenta
como el hijo que ella dio en adopción tanto tiempo atrás por no tener recursos
para criarlo. La ha encontrado y quiere llevarla de vuelta a Storybrooke
(Maine), un lugar, según Henry, encantado, donde sus habitantes no saben que
son personajes de cuentos de hadas exiliados del mundo de los cuentos por una
maldición de la malvada madrastra de Blancanieves.
Cuando vi el primer capítulo
era medianoche y se iniciaba mi 28 cumpleaños. No tocó ningún hijo a mi puerta,
pero me fui con ellos a Storybrooke, a ver qué se cocía por allí. ¡Y tanto que
se cuece!

Emma acepta llevar a Henry de
vuelta a Storybrooke para devolverlo a su madre adoptiva, Regina, que en el
mundo de los cuentos es la Malvada Madrastra de la que les hablaba. El primer contacto
que tenemos con la magia, por tanto, es a través de la historia de
Blancanieves. Conocemos al Príncipe Azul, a los enanos…

En el mundo real, Storybrooke,
Blancanieves es maestra, la Madrastra es la alcaldesa y el Príncipe un muchacho
normal que trabaja en un refugio de animales.  Henry trata de convencer a Emma de que ella es
hija de Blancanieves y el Príncipe Azul, y se nos cuenta cómo la enviaron al
mundo real recién nacida para alejarla de la maldición de la Malvada Bruja y cómo el tiempo
se ha detenido en Storybrooke desde hace 28 años. 
Cuando Emma llega al pueblo,
las manecillas del reloj de la torre del Ayuntamiento comienzan de nuevo a
moverse. La maldición se debilita. Ella es la única que puede liberar a todos
los personajes, es la esperanza. Su escepticismo se prolonga a lo largo de toda
la primera temporada, donde se cruza sin saberlo con Hansel y Grettel, Pinocho
y Geppeto, el cazador de Blancanieves, Caperucita Roja y la abuela, La Cenicienta,
La Bella…

Únicamente la Reina (la
alcaldesa) y
Rumpelstiltskin (El
señor Gold) saben quiénes son todos en realidad, y se convierten en personajes
principales que sirven de hilo conductor para todas las historias.
Rumpelstiltskin
se
presenta como uno de los mejores personajes de la serie. Tanto la actuación del
actor como el modo en que los guionistas han otorgado sentido a su historia le
convierten en el más interesante a todas luces.

Lo mejor es la forma que los
guionistas tienen de enviarnos de un mundo a otro. Cada capítulo avanza y cobra
sentido gracias a las transposiciones que nos hacen desde el mundo real al de
los cuentos, de manera que se comprende a los personajes y sus intereses,
personalidad o intenciones por el pasado que tuvieron en ese mundo encantado.

En fin, poco más puedo explicar
sin hacer spoilers, así que les recomiendo que la vean, que disfruten del
maravilloso mundo de los cuentos de hadas que los guionistas de Lost tan bien
nos han preparado, se diviertan descubriendo los guiños con algunas películas de
Disney (como la tacita rota de La Bella y La Bestia), y de las increíbles versiones de
algunas historias, como la de Caperucita (sin duda una de las versiones más
originales que he visto/leído). Y, en fin, se acerquen a los cuentos clásicos
de un modo diferente.

La segunda temporada está
empezando ahora (seriesyonkis.com) y la primera han comenzado a emitirla los
Martes (si no me equivoco) por Antena 3.

¡Disfruten!