Ha sido una semana repleta de cuentos. He
disfrutado todos estos días de muchas sesiones de narración y muchos pares de
ojos atentos y ávidos de historias, desde los más pequeños hasta los mayores.
Muchas anécdotas y mucho cariño el que me he llevado estos días y que sigo
coleccionando.

Sin embargo, también me ha dado
tiempo de leer un par de libros. Hablaré de uno hoy, y en estos días comentaré
los demás.

El lunes por la noche leí “El pequeño Nicolás”, este gran éxito
que todavía no había caído en mis manos. Traducido del francés “Le petit
Nicolas” y escrito en 1960 por René Gosciny,
el famoso autor de Asterix y Obelix, he encontrado la edición de Alfaguara de 1993, con fantásticas
ilustraciones de Sempé.

Las aventuras del pequeño
Nicolás, cuya edad no se comenta pero que estimo en 6 o 7 años, narradas en
primera persona
, hablan de su día a día en su casa, en la escuela y con
sus amigos, pero es tal la simpatía que despliega Gosciny utilizando el punto de
vista ingenuo e inocente del niño, que no pude evitar reírme a carcajadas en
más de una ocasión. Su visión del mundo de los adultos y del suyo propio, sus
anécdotas y las de su pandilla, contadas con un sentido del humor desmedido y
una ironía finísima y brillante, hacen que comprenda por qué ha tenido tanto
éxito y se ha convertido en un clásico de la literatura infantil.
En España, este estilo nos
recuerda a la serie “Manolito Gafotas”, de Elvira Lindo. Forma parte de estos
libros que, aunque nos lleguen cincuenta años después de haber sido escritos,
mantienen absoluta vigencia y son igualmente queridos y recomendados.
Ahora iré a por los otros
cuatro títulos de la colección:

Los amiguetes del
pequeño Nicolás
Los recreos del
pequeño Nicolás
Las vacaciones del
pequeño Nicolás
Joaquín tiene
problemas
Si lo encuentran, ¡que lo
disfruten!