Mi última adquisición no podría
divertirme más: YO QUIERO MI GORRO, de Jon Klassen, ilustrador y diseñador
gráfico Canadiense. Es su primer libro álbum, publicado en 2011 en Estados
Unidos, “I want my hat back” y que este año 2012 ha llegado a España de la mano
de la editorial Milrazones.

YO QUIERO MI GORRO es una
historia de estructura repetitiva en la que un oso que ha perdido su gorro va
preguntando a diferentes animales del bosque si lo han visto, incluido al
conejo, que lleva puesto un sospechoso gorro rojo y puntiagudo. Los diálogos
que se mantienen son muy similares, con apenas variación de un animal a otro.

Llama la atención el
minimalismo de las ilustraciones. Son sencillas, de trazo claro y sobre fondo
casi blanco. Tengo cierta tendencia a sentirme fascinada por los libros álbum
tan limpios, sin distracciones, pero con esos pequeños detalles que requieren
varias lecturas para ser valorados.

El libro maneja un sentido del
humor
sobresaliente. El oso, con una pinta de pánfilo que dan ganas de quererle
y que demuestra no tener muchas luces, va preguntando a todos: ¿Has visto mi
gorro?
En general le responden: No, no he visto tu gorro. Él siempre añade:
Bien, gracias de todos modos. La serpiente es de las más divertidas porque le
responde, con una voz que imagino tirando a mística, suave, lenta y reflexiva:
Una vez vi un gorro… era azul y redondo… El Oso la corta: El mío no es así.
También es muy simpático el armadillo o esa especie de topo que le contesta: ¿Qué
es un gorro?


En fin, se trata de un bosque
repleto de cerebros ligeramente lentos. Las ilustraciones, estáticas, nos los
muestran siempre enfrentados, pero, mientras el oso mira a los animales, éstos
siempre dirigen su mirada al lector.

El final es lo mejor, cuando el
Oso, deprimido y preocupado por no encontrar su gorro, es cuestionado por el
ciervo: ¿Y cómo es tu gorro? Él reflexiona: Pues… es rojo y puntiagudo… y la
siguiente página se enciende de rojo y el oso abre mucho los ojos. ÉL HA VISTO
SU GORRO. Así que retrocede por todo el bosque hasta dar con el conejo. La imagen
no tiene desperdicio. La tensión se palpa, uno se imagina la banda sonora de
una película de acción y esta escena puede durar lo que se desee (es una de las
ventajas de los libros álbum. El ritmo depende de lo que tardemos en pasar la
página).

La cuestión es: ¿qué pasará con
el conejo? Eso no lo cuento…

En general me parece un libro
adecuado para todas las edades, especialmente niños un poco mayorcitos que
puedan captar los dobles sentidos y el poder de lo que no se dice. Es el típico
libro que enamora a los mayores y que, a primera instancia, probablemente no
guste mucho a los más pequeños. Se maneja la elipsis y la tensión de forma
magistral, y es un libro perfecto para ser contado, para jugar con las voces de
los animales y con el ritmo del relato.

¡Recomendado queda!