Arnold Lobel es necesario
A estas alturas, poca gente que se dedique a la Literatura Infantil no se ha enamorado de los libros de Arnold Lobel profundamente. Hemos tenido años y colecciones variadas que han sido reeditadas para conocerle y compartirlo con nuestras infancias cercanas (y con nuestra propia infancia pasada).
Como mediadora de la lectura, como amiga de madres con hijas y como tía, Arnold Lobel es siempre un “seguro de sol”, como decimos en Canarias. Un seguro de luz, de calidad.
Hace años que Historias de ratones forma parte de mi repertorio como cuentista. He regalado varias veces los libros de Sapo y Sepo y el otro día me hice con algunos ejemplares que me faltaban. Tenía muchísimas ganas de tener Búho en casa. Preparando un regalo para mi sobrino, pregunté por instagram cuáles recomendaban de mis seleccionados y cuál podría regalar y mucha gente me dijo que esos no los conocían, así que prometí una breve reseña que aquí traigo.
Pero no voy a reseñar un libro, Lobel es reseñable al completo. Pude disfrutar en enero del monográfico Cinco horas con Lobel a cargo de Ellen Duthie de Wonder Ponder Academy y me sirvió para conocer muchísimo más su figura. ¡Qué gustazo ver una entrevista que le hicieron en 1974 hablando de sus libros y su técnica!
El universo de Arnold Lobel está lleno de animales, personajes que viven diferentes aventuras a lo largo del libro, organizados normalmente en capítulos o relatos distintos. Esto da riqueza a la lectura. Dentro de la aparente brevedad de sus historias, puedes continuar leyendo y seguir adentrándote en el mundo de los dos amigos Sapo y Sepo, de Búho, Saltamontes o papá ratón, que cuenta cuentos a sus hijos a la hora de dormir. Contar solo uno, repetir el mismo varias veces, leer el libro entero…
Sus personajes son hogareños y el ámbito en el que se mueven es cercano a la infancia: la casa, los elementos de la naturaleza… Parecen personajes simples e historias breves, como decía, pero los diálogos y los textos están impregnados de filosofía, se concentra el mundo en pocas frases. Se aprecia y cuestiona el funcionamiento de las cosas, se valora lo pequeño, la belleza y sencillez de lo cotidiano mientras se trata de entender lo que les rodea y a ellos mismos. Me recuerda al querido Winnie Pooh de A.A. Milne, con sus personajes psicológicamente variados y siempre repletos de sabiduría.
Su trabajo desprende una inocencia, una ternura, un humor, una simpatía que conectan directamente con el placer de leer, con las ganas de compartirlo.
Aprendí en el curso de Ellen que estos textos los publicaba en Estados Unidos en la colección I can read, de Harper, estaban pensados para primeros lectores y debían tener una serie de características, con limitaciones de caracteres y vocabulario. Me fascina que haya creado universos tan complejos y ricos de una forma tan sencilla.
Es muy difícil no enamorarse de Sapo y Sepo y sus conversaciones, de Saltamontes y su perseverancia, de Tío Elefante y su ternura, de la aventura Cerdito, de las Historias de ratones y Sopa de ratón.
Las editoriales Kalandraka, Ekaré y Loqueleo (sello infantil de Santillana) han rescatado estos libros y algunos otros y son muy fáciles de conseguir. ¿No es maravilloso?
Les deseo que se adentren en sus bibliotecas y librerías, que disfruten de la lectura en familia con estos textos, que estos personajes acompañen a sus niños y niñas y también a ustedes, que para eso es literatura, para que cada uno entienda, se lleve, se pregunte y dialogue con lo que les haya removido. Sin moralejas ni moralinas. Les aseguro que son libros de: ¡OTRA VEZ!
Felices encuentros, feliz ternura.