Una semana de cuento con Pep Bruno
Este enero ha empezado bien intenso, diferente, lleno de formación y muy disfrutón.
Los días 9, 10 y 11 viajé a Azuqueca de Henares (Guadalajara) para asistir a la Asamblea anual de socios/as que organiza cada año AEDA. Además de la Asamblea, celebramos una formación de una tarde y una mañana en la que lo pasamos de fábula y aún no he terminado de digerir la alegría de encuentros y complicidad de esos días.
Después, en lugar de volver a casa, viajé con Pep Bruno hasta Ahigal, Cáceres, donde tiene su casa, es decir: su biblioteca, y donde también vive Mariaje, maestra y especialista en biblioteca escolar y LIJ. Acordamos que pasaría con ellos una semana para trabajar (sin saber muy bien qué concretamente) en torno al cuento tradicional aprovechando su más que nutrida biblioteca, su súper anfitrionismo y su extrema generosidad.
La fiesta no se hizo esperar. La primera tarea (y principal de estos días) fue escoger un cuento tradicional. Una vez escogido, buscamos su ATU, es decir, el tipo de cuento al que pertenece dentro del catálogo tipológico del cuento folklórico. Aquí Pep te explica más sobre esto. En ese catálogo, una vez encuentras el ATU, te aparecen diferentes colecciones de cuentos tradicionales en las que ese cuento está recogido. Por ejemplo, del cuento que yo escogí, leí versiones que habían sido recogidas en Ciudad Real, en Asturias, en Castilla y León, en Madrid, en Extremadura (varios), en Andalucía… y tras leer todas esas versiones y variantes, creé la mía propia. Todo esto eran tongas y tongas de libros que sobre los que iba tomando notas. En las fotos se ve cómo era la cosa más o menos, jeje.
Es decir: el propósito consiste en que no coges un cuento que lees en un libro y ya, sino que revisas todas las versiones que tienes al alcance sobre él. No tienes que inventarte nada, todo está ahí ya. No hay que convertirlo en cuento feminista, los cuentos feministas están ahí, por todos lados. No hay que dulcificar tal o cual parte; ya otro lo ha dulcificado por ti si lo necesitas. No hay que añadir rimas o versos, ya la tradición lo ha guardado para ti, solo hay que bucear y encontrarlo.
Claro, la biblioteca de Pep está tan bien organizadita que todos los catálogos tipológicos (el internacional y los de los diferentes países y diferentes Comunidades Autónomas) están ahí en una misma balda. Y las colecciones de cuentos tradicionales recogidos directamente por folkloristas, con sus ATU la mayoría y sus anotaciones (cuánto ayudan…) están organizados por Comunidades Autónomas, cada comunidad en su estantería. En fin, un tesoro, una locura: la obra de un loco, jeje.
Total, que preparé el cuento y hoy, antes de regresar a casa, lo conté en el colegio donde trabaja Mariaje para probarlo, que Pep lo escuchara y valorar algunos cambios.
También estuve estos días indagando por mi cuenta, buscando otros cuentos, conociendo muchos nuevos, rebuscando entre catálogos y entendiendo (más o menos) su complejidad. Ha sido como meter la cabeza debajo del mar y ver millones y millones de peces distintos, más o menos organizados, más o menos alcanzables pero muy, muy disfrutables.
Pude contar cuentos en la Biblioteca Pública de Ahigal, programada por la Concejalía de Cultura, a bebés y a público familiar.
También hubo tiempo para paseos por los preciosos alrededores con Pep.
Y el colofón de la visita fue descubrir Plasencia y encontrarnos por casualidad con Antonio Rubio, a quien tanto admiro y al que no conocía, y compartir café y charla con él.
En fin, regreso a casa con el objetivo conseguido de adentrarme de lleno en el mundo de los cuentos tradicionales. Se viene un cambio en mi repertorio, algo más lejos del álbum y mucho más cerca de lo tradicional. Se viene contar sin libro, familias, se viene la fiesta de la escucha pura.
¿Me acompañan?
Mil gracias, Pep, siempre, por ser el compañero más generoso que conozco, por tu tiempo, tu sabiduría y tu cariño.