Colección YA LEO A de Editorial ALMA en la Biblioteca Pública del Estado en SC de Tenerife

Me topé ayer en mi biblioteca de confianza con esta colección que ha editado ALMA. El nombre de la colección ya me dejó pensando: YA LEO A.
Libros que por formato y público al que va dirigido, se sitúa en la zona de la Bebeteca (0 a 3 años).

Son libros dirigidos a niños y niñas de 0 a 5 años: muchos y variados títulos de la literatura universal editados en cartoné y con bellísimas ilustraciones de varios artistas reconocidos en el mundo de la LIJ como Mariona Cabasa, Jacobo Muñiz o Catarina Sobral.

YA LEO A “CERVANTES”, reza uno en la cubierta. Y más abajo, el título: Don Quijote de la Mancha.

Al abrirlo, encuentro una adaptación en verso de toda la obra que cabe en 24 páginas, a 4 versos por página más o menos… Leo apenas algunas y me lanzo a buscar a la autora del texto, que no es otra que la querida Carmen Gil, autora de fantásticos libros de historias en verso, algunas en mi repertorio desde hace muchos años.
Me doy una vuelta por toda la colección…

Interior del libro “Mujercitas” en esta colección.

Y no puedo evitar que se me agolpen en la mente infinidad de preguntas:
¿Por qué es necesario llevar los clásicos de la narrativa universal a la Educación Infantil?
¿Por qué una colección se llama YA LEO A? ¿Hay alguna prisa por leer a alguien? ¿Por qué tienen que leerlos ya? ¿Queremos, acaso, vanagloriarnos de que nuestro bebé de 2 años ya ha leído Mujercitas? ¿Competir con otras mamás como a ver el niño de quién camina antes o habla primero?

Los textos que leo son de Carmen Gil. ¿Por qué dice que YA LEEN A Melville, Poe, Austen, May Alcott…?

Si acaso, YA LEEN A CARMEN GIL haciendo unos juegos divertidísimos para presentar en verso a obras y a autores. ¡Fíjense en esas contracubiertas!

¿Pero eso no podría hacerse en un formato para mayores de 6 o 7 años? ¿Por qué para bebés y niños/as muy pequeños/as?

Contracubiertas de los libros Don Quijote y Drácula

Cuando trabajo con cuentos en verso, no poemas breves cantados o jugados sino historias que realmente quiero que entiendan, narradas a viva voz y sin más elementos, hasta los 6 o 7 años por lo menos no los empiezo a usar, a menos que sean historias muy sencillas. La escasez y concreción de palabras que requiere el verso, el uso de vocabulario variado y difícil, la escucha atenta que requieren historias en verso más complejas, no suele funcionar con Educación Infantil. ¿Con qué objeto, entonces, se adapta una obra tan compleja para gente de 0 a 5 años? ¿Para que los clásicos les resulten familiares y cuando tengan 19 años quieran leerlos? ¿Recordarán con 19 que leyeron Mujercitas con 2? (más bien, que les contaron una adaptación en verso de Mujercitas).

La impaciencia en la literatura infantil resulta cuando menos estéril, leí justo esta mañana en el libro “Del pecho a la palabra”, de Juan Kruz Igerabide, hablando de las adaptaciones de los cuentos tradicionales. “¿Por qué no esperar a que los niños tengan 10 o 12 años para que lean las versiones completas?” preguntaba.
¿Por qué no esperar a que sean jóvenes adultos/as para que lean estos libros?

En fin, es una colección bellísimamente creada en formato, el ejercicio de adaptación de Carmen Gil me parece cuanto menos admirable, las ilustraciones son para deleitarse, pero, y con esta pregunta termino: ¿aportan algo a la literatura infantil?

Me encantará leerles.
¡Seguimos!