Hace unos días terminé la lectura de este delicioso libro: Cosas de niños, escrito por el alemán David Wagner y editado por Errata Naturae. Fue publicado en Alemania en 2009 y en España en 2015.

Este libro no es una novela, no es un conjunto de microcuentos, no es un libro de poesía, ni un ensayo o una autobiografía. Y a la vez, es todas esas cosas. Es un inventario de momentos, de pedacitos de vida, una colección de sorpresas y nostalgias.

David asiste atónito a la infancia de su hija y parte de anécdotas, alguna frase, algún objeto que tenga que ver con ella cuando tenía entre 2 y 8 años, calculo. Él observa la niñez de ella y reflexiona sobre la suya propia, sobre su padre, su madre, sus tías… sobre el paso del tiempo, el sentido de su vida, la pérdida, la muerte.

LEERLE “¡Lee más! ¡Más!, dice la niña, y no sé si quiere oír la historia o solo mi voz”. Así comienza uno de los textos.

DORMIRSE, termina así: “… A veces me pregunto si es por eso que finjo la muerte tan gustosamente, no oigo, no reacciono ya, no me interesa nada, absolutamente nada ya, no digo nada, no veo nada, como si tuviera que ensayar para más adelante, para cuando esté muerto”

Los textos o escenas, hilados, dan sensación de novela intimista. En ella lo sencillo es profundo, todo parte de lo ligero y anecdótico y se sumerge en trascendental. Tiene una habilidad pasmosa para relacionar la pura vida y la muerte en el mismo texto, como si fueran, porque lo son, parte de la misma cosa.

Es un narrador poético, tierno, finamente irónico y salvaje a la vez. Para mí, una obsesionada con captar la poesía de la infancia, coleccionista de anécdotas de niños y niñas y espectadora y fan absoluta de sobrinos y sobrinas, ha sido verdaderamente inspirador.

En fin, nada más, regálense leerle. Yo voy ya a por el siguiente que sé que tiene publicado en español en esta misma editorial: De qué color es Berlín.