Duérmete ya, ¡joder!
Me encuentro en la biblioteca, y como soy “usuaria VIP” entro en la sala donde las chicas seleccionan los libros, tejuelan, archivan… entre otras múltiples tareas. Susi me alcanza un libro: “échale un vistazo”, me dice. Tengo entre las manos un libro álbum mediano que me recuerda en seguida al formato de algunos de Ekaré, como “La sorpresa de Nandi” o “Niña bonita”. Se titula “Duérmete ya, joder”. Las letras, blancas sobre fondo negro, se pueden leer a la perfección, salvo el “joder”, que queda casualmente ubicado sobre la luna llena, lo que impide que sea reconocido en una primera mirada rápida. En la portadilla, sin embargo, se ve claramente. Comienzo a leer: “Los gatos se acurrucan con sus gatitos las ovejas duermen con sus bebés. Tu cama está calentita, cariño. Venga, duérmete ya, joder”. (…) “Las águilas voladoras han conciliado el sueño, los animalitos que corren y nadan, también. No tienes sed, no me jodas, no mientas. Anda, túmbate y duerme de una vez.” Así, otras doce estrofas que leo boquiabierta. ¿Esto es un libro álbum para niños? Leo la contraportada: “este es un cuento para sufridos padres con los pies en la tierra, donde un puñado de gatitos adormilados y rimas cursis no siempre ayudan a que las criaturitas se entreguen a los brazos de Morfeo. Deslenguado, tierno y radicalmente sincero (…). Magnífico, subversivo y desternillante.” Me meto en internet y veo que en Estados Unidos es un best seller desde hace más de medio año, que tiene página en Facebook en español y en inglés. Al parecer todo empezó cuando el autor, Adam Mansbach, profesor de literatura, comenzó a escribir esas rimas en su Facebook, histérico y desanimado porque le costaba muchísimo que su hijita de dos años se durmiera por las noches. Sus amigos le animaron a que las reuniera en un libro, la editorial Reservoir Books se interesó y Ricardo Cortés puso las ilustraciones. Algunas sencillas y adecuadas a mi gusto, y la mayoría inquietantemente prescindibles. Francamente, que un hombre escriba estas cosas me parece simpático, que uno traduzca en humor e ironía su sentimiento de frustración es un mecanismo más de comunicación, pero que lo haga plasmándolo en un libro álbum con ilustraciones claramente dirigidas a los niños, en una portada que esconde lo soez del título, y que es perfectamente confundible con un libro para primeros lectores, no me parece acertado en absoluto. Si es para adultos, que se note. Y, por dios, si vas a dedicarle un libro a tu hija de dos años, plantéate si realmente quieres incluir entre sus versos: “Una furia asesina me invade, mi vida. De verdad te lo digo, duerme y deja de joder”. Aunque, bueno, parapetados en sentido del humor hay muchos por ahí soltando puñaladas a diestro y siniestro. Si lo encuentran, coméntenme lo que opinan. Me encantará saberlo.