Una compañera me habló de EL LIBRO SALVAJE de
Juan Villoro. Está haciendo un trabajo de investigación sobre la obra y pensé
que si merecía que ella profundizara entre sus páginas, debía conocerla. La
busqué en la biblioteca y la devoré sin preámbulo y casi sin respirar. ¡Qué
maravilla!

Juan Villoro es un escritor y periodista mexicano
que cuenta con una buena colección de publicaciones de literatura infantil y
juvenil, novelas, cuentos y ensayos. EL LIBRO SALVAJE puede encontrarse en
Latinoamérica a través de Fondo de Cultura Económica (2008) y en España a
través de Siruela (2009).

Nos cuenta la historia de Juan, un muchacho de
13 años que narra en primera persona el verano en que vivió la separación de
sus padres y fue enviado por su  madre a
casa del tío Tito, quien se encargaría de cuidarle durante el tiempo que ella
necesitaba para mudarse de casa y adaptarse a la nueva situación.

La casa del tío Tito, hombre solitario, lector
empedernido, excéntrico y curioso, era una verdadera biblioteca laberíntica,
donde Juan necesitaba una campanita que pudiera hacer sonar cuando se perdiera
entre habitaciones, pasillos y escaleras.

De un modo natural, en una casa donde no hay más
que libros, en  un momento de su vida en
que se siente solo, desamparado y perdido, las palabras acuden a Juan, le
buscan. Los tomos cambian de sitio para que él los encuentre, y el muchacho,
alentado por su tío, descubre que los libros tienen alma, que son ellos
quienes escogen a los lectores, los que se dejan leer o no. Entiende que hay
libros buenos y malos (haciendo referencia a su personalidad, no a su calidad
literaria, que también), y comienza la búsqueda de EL LIBRO SALVAJE, un libro
que no se ha dejado leer nunca y que él debe hallar.

Durante ese verano comprenderá las misteriosas
relaciones que surgen entre libros y lectores y la forma tan curiosa y compleja
en que se entretejen las historias que se leen con las que se viven, así como
el modo que tienen los lectores de cambiar las historias que se cuentan en los
libros. También, de la mano de Catalina, descubrirá el amor y la poderosa
fuerza de las lecturas compartidas.

Es un libro intertextual, que te deriva a la
lectura de otros tantos, repleto de guiños de lecturas anteriores. Un lector adolescente
probablemente no lo reciba igual que un lector adulto con algo de vida
literaria. Sin embargo, la narración en forma de aventuras, el sentido del
humor con toque surrealista, el modo cercano y sencillo del lenguaje, incluyendo
las conversaciones con su tío que, aunque profundas y trascendentales, son
también sencillas y adaptables a diferentes estados de madurez, la organización
de capítulos cortos y bien delimitados y una trama rica  y final redondo, hacen del libro un
imprescindible.

Dejo aquí un fragmento:         

– ¿Sabes
lo que creo?
– No.
– Los
libros ya te leyeron.
– ¿Qué es
eso?
– Hay gente
que cree que entiende un libro sólo porque sabe leer. Ya te dije que los libros
son como  espejos: cada quien encuentra
ahí lo que tiene en su cabeza. El problema es que sólo descubres que tienes eso
dentro de ti cuando lees el libro correcto. Los libros son espejos indiscretos
y arriesgados: hacen que las ideas más originales salgan de tu cabeza, provocan
ocurrencias que no sabías que tenías. Cuando no lees, esas ideas se quedan
encerradas en tu cabeza. No sirven de nada.
– En los
libros también aprendo cosas que no se me ocurren a mí –dije.
– Desde
luego. Un espejo mágico también es una ventana (…).