Este año Papá Noel ha interceptado la carta que
iba dirigida a los Reyes, ha escogido uno de los regalos pedidos con MAYÚSCULAS
y me lo ha traído él. Qué tío, y pensar en lo mal que me ha caído siempre. Este
año tendré que reconciliarme, que se lo ha ganado, aunque me preocupa que los
Reyes hayan sufrido algún daño o algo les haya parecido mal… pero bueno, ¡que
me quiten lo regalao!

EL PEQUEÑO TEATRO DE REBECCA es un libro que acaba
de salir al mercado hace unos meses y que no ha tardado en convertirse en uno muy
deseado por aquellos que admiramos el trabajo de Rébecca Dautremer. Es una
ilustradora francesa que cuenta con varias obras de arte en el mercado editorial del
libro álbum. Títulos como “Princesas olvidadas o desconocidas”, “Elvis”, “Enamorados”,
“Sentimento”, “Cyrano”, “El diario secreto de Pulgarcito” o “La tortuga gigante
de galápagos” nos han hecho pararnos durante mucho rato a admirar el diseño, la
composición, los matices, el uso de las texturas o los encuadres cinematográficos de sus ilustraciones.


Siempre digo de broma que Dautremer “se sale por
todos lados” porque no hay forma de ubicar sus libros en las estanterías, ya
que son en general de gran tamaño y cuidada edición, a cargo de EDELVIVES, más
allá de los cánones establecidos para la media de los libros infantiles. Y he
aquí que el trabajo de Dautremer se ha convertido en fuente de coleccionistas casi más para adultos que para niños.


Pues bien, EL PEQUEÑO TEATRO DE REBECCA da mucho de sí en
cuanto a coleccionismo se refiere, ya que reúne a más de 100 de sus personajes en
un teatro mágico construido a partir de los troquelados más delicados que he
visto. Es un pequeño libro, cercano, que resume su trabajo, su trayectoria, la
capacidad de construir universos y dar forma a los sueños más suaves, a las
miradas comedidas, a la tristeza tierna, al amor matizado en rojos, a la poesía.

Un absoluto tesoro donde todos los personajes
parecen entrar en contacto entre sí, subidos al escenario y evocando su vida a
través de algunas frases extraídas de sus historias personales.
Somos privilegiados por poder asistir a esta
obra teatral, por poder incluso hacer de actores y tramoyistas, escritores y,
sobre todo, soñadores de otros mundos. Rebecca nos ofrece un paseo hasta
otra dimensión.

Yo me voy con ella.

Felices sueños y feliz Navidad.