El XVI Circuito de Narración Oral de Las Palmas: en lo alto de la montaña rusa.
Estos tiempos difíciles van haciendo mella en muchos ámbitos. El agotamiento habitual de dedicarse profesionalmente a una actividad artística se incrementa desde marzo y vamos viéndolas venir, capeando el temporal.
En los ánimos se va instalando tanto la frustración, la desidia, la tristeza, el bloqueo… como la lucha incansable, la búsqueda de ilusión y el movimiento. En el mejor de los casos, vamos de un lugar a otro como en una montaña rusa. Hoy nos comemos el mundo, mañana nos da indigestión.
Las suspensiones se suceden: son cancelaciones y se pierden o aplazamientos y se recuperan, si acaso y con suerte. Otras se adaptan a formato online.
Hace rato que dejé de contar las sesiones que he perdido este año. Me he estado centrando los últimos meses en todas las que he podido hacer pese al cambio de formato, pese a las limitaciones de aforo.
Me he estado centrando en modificar el repertorio, en adaptarlo a la lejanía, al cero contacto. Cambios en la duración de las historias, en la estructura de las sesiones, en la selección de materiales.
Cambios en eso de tener que valorar en cada espacio, según sus características y las de quien programa, si contar con mascarilla o no. En las diferencias entre una sesión con 15 familias y una sesión con 3.
Me he estado centrando en generar proyectos de larga duración en centros escolares, que puedan facilitarme trabajo pese a que se cancelen las sesiones en bibliotecas y eventos y no pueda contar en meses.
Me he estado centrando en recibir y ofrecer formación.
Pero lo que he vivido esta semana ha sido casi como volver a febrero.
El XVI Circuito de Narración Oral que organiza la Biblioteca Insular de Las Palmas de Gran Canaria ha sido un oasis, me ha dado la oportunidad de volver a contar muy seguido y a muchas personas. He llevado la sesión “Cuentos que se lleva el viento” y Cuentos en inglés.
El miércoles por la tarde, en Valsequillo, asistieron al Salón de Actos 12 familias. La media de familias que he visto los últimos meses ha sido de 5 por sesión.
El jueves por la mañana conté en el Colegio Plácido Fleitas de Telde a 3 aulas que se colocaron en el patio, al aire libre, aulas burbuja, en total 50 niños y niñas de 6 y 7 años.
El jueves por la tarde, en la Biblioteca de Arucas, vinieron unas 15 familias a la sesión de Cuentos en inglés.
El viernes por la mañana, en Maspalomas, 4 aulas de los colegios Arenas Sur y Almas y el viernes por la tarde, doblete de sesiones en la Biblioteca Insular para un total de 20 familias.
Gente, niños y niñas interrumpiendo, preguntando, respondiendo, con sus mascarillas, sus ojillos brillantes, sus manos preparadas. Me ha dado igual contar con mascarilla o con solo una mano, la ilusión, la gasolina que me ha dado poder contar, poder mirarles, sentir el bullicio, los movimientos… ha sido un regalo. El regalo de, sencillamente, poder hacer mi trabajo.
Me he vuelto a casa con el sabor amargo de más cancelaciones, suspensiones. Las últimas funciones en Las Palmas canceladas y una nueva oleada de aplazamientos y suspensiones en Tenerife. Pero el regusto amable de los bombones de estos días se me quedarán en la boca mucho, mucho tiempo.
Gracias a quienes apuestan por una #CulturaSegura, a quienes buscan soluciones, a los/as gestores culturales que se mueven y se preocupan. Gracias a las familias que buscan actividades culturales. Gracias.