Elvis Karlsson. María Gripe
Alfaguara Infantil
Hay personas especiales. Gente
que desde que nace rompe el mundo a su alrededor con esa visión particular de
las cosas que hace que uno, cuando les mira a los ojos,  se calle y se pregunte.

Elvis Karlsson está en el
mundo, y aunque no es seguro que el mundo sepa que él está ahí, existe. Y tanto
que existe. Solo tiene seis años, pero cuenta por dentro con muchos más. Es de
este tipo de criaturas que, como un amigo me dijo una vez, no aprende las cosas
sino las recuerda.

Elvis es decididamente más
adulto que sus padres. Elvis sabe las cosas que sabe. Necesita silencio para
pensar, se siente cómodo solo y se alegra cuando está con alguna persona que no
necesita hablar todo el tiempo. 

Elvis es amigo de su abuelo. El
abuelo toma en serio las preguntas que le hace. Sabe que nunca pregunta por
preguntar. Le conoce.

Elvis tiene un corazón mucho
más grande que el mundo que habita, es empático y respetuoso. Es un niño que
siente. Un niño que tiene un Secreto y lo esconde. Que se sorprende cuando
descubre que las piedras corrientes tienen nombre, porque él creía que las
únicas piedras que tenían nombre eran las lápidas.

Pocas lecturas he encontrado
tan agradables y conmovedoras como esta. Te atrapa la sensibilidad, el
humanismo, la sabiduría, la empatía, la alegría de pensar que existen Elvis por
ahí plantando semillas por el gran motivo de que es importante.

María Gripe no me ha
sorprendido. Me ha fascinado volver a encontrarme a la autora que en mi
adolescencia tanto me emocionó con “Los escarabajos vuelan al atardecer”, sin
duda mi novela favorita de aquellos años, “La sombra sobre el banco de piedra”,
“La hija del espantapájaros”…

Ha sido volver al hogar del que
crece a diario, del que entiende lo que significa vivir y lo comparte.

Yo no puedo recomendar este
libro. Es un libro para leeros. Lo abriría ahora mismo por la primera página y
me regalaría de nuevo a la tarde con él.

Disfruten.