¡Ya hemos estrenado la actividad “¿ENTRAS?” en la Biblioteca Pública del Estado de Santa Cruz de Tenerife!

Ha sido lo que pretendía: una experiencia, una invitación bien recibida. Una vivencia de los libros álbum por parte de niños y niñas mayores de 8 años, que suelen olvidar (solemos) que este tipo de libro existe, (en ocasiones, especialmente para ellos y ellas). Una vivencia por parte mía del diálogo, la observación del descubrimiento.

Mi primera propuesta en este mes de febrero ha consistido en acercarles un buen puñado de ÁLBUMES METAFICCIONALES. Una selección de libros que ponen en juego al propio libro.

La propuesta ha consistido en seleccionar los libros, disponerlos por el espacio, dejar tiempo al grupo para detenerse a leer y luego dialogar sobre lo que fuera surgiendo y que comentaran y compartieran con el resto. No pretendía explicarles nada sobre la metaficción, ni falta que hizo.

Algunos de los álbumes escogidos y de los que se habló

Les pregunté, en una ocasión: ¿qué tienen todos estos libros en común?
Algunas respuestas fueron:
– Están muy locos
– Son divertidos
– Son interactivos
– Hablan con el lector, con nosotros
– Hablan del libro
– Los personajes saben que están en un libro
– La letra es diferente, juega con los colores y con las formas

¿Se parecen a los libros que suelen leer? -les pregunté en otra ocasión.
– No
– Los míos no tienen dibujos. O tienen pocos.
– Los libros que yo leo no son interactivos. Pasan las cosas y ya está.

Compartiendo sus descubrimientos

Y así es. La metaficción rompe con lo tradicionalmente establecido para el libro y quien lee. En estos libros hay diálógo con el lector o la lectora. Un personaje nos habla, el propio autor nos interpela o se dirige a sus personajes. Hay varios hilos argumentales, los marcos (la página, el propio formato del libro) se desbordan, se rompen…

Este tipo de libro rompe con las expectativas que tenemos normalmente sobre la lectura. Nos descubre las herramientas con las que nos aproximarnos a los textos y al formato del libro. Es un acercamiento lúdico y a veces algo incómodo, por lo inusual.

Por eso, al llegar a la sala, los libros están dispuestos de una forma no convencional. No están en las estanterías, no están al alcance cómodamente.

Para leerlos hay que ponerlos del derecho, descolgarlos, subirnos a una escalera, buscar en lugares insólitos donde pondríamos un libro… dando así la bienvenida. La idea que quería que tuvieran al entrar es la misma que tienen los autores de estos libros: para leer has de levantarte, removerte, caminar, “trabajar” un poco: jugar.

Me ha encantado proponer algo poco guiado. Nada había cerrado. Lo único que sabíamos era que los libros, ellos y ellas tenían la voz. Y han hablado.

El próximo mes, ¡más! Jugaremos con el formato de los libros y cómo afectan a la historia. ¡Qué ganas!


Gracias, Susi, por dejarme inventar.
Gracias Mon, Alicia, Sandra, compañeras cuenteras, por hablarme de sus proyectos y ayudarme a saber por dónde quería ir.