Ilustración: Noemí Villamuza
 
El tema de los
libros para (…) me sigue interesando
mucho. A la hora de
escoger un libro, como mediadores entre los libros y los niños, qué nos
preocupa más, ¿que trate de un tema concreto y trabaje tal o cual valor
o que el libro o cuento que se le acerque sea de calidad?
 

Todos los
libros y los cuentos transmiten valores, mensajes. Todo lo que se escribe lleva
implícita una ideología y la neutralidad como tal no existe, ¿pero qué prima
cuando escogemos?
 
Me dejan
intranquila los libros receta. Como cuando buscamos títulos para trabajar la amistad, el compañerismo,
la soledad.  Me preocupa por un lado
porque parece que lo que buscamos es una medicina que te tomas y se cura todo.No
tienes que hacer nada. No hay que pensar. Y por otro lado me preocupa porque
claro, hay tantos y tan buenos… y tantos y tan malos… libros panfleto con todas
las respuestas dadas, que son adoctrinadores, moralistas, que no ofrecen y que
como punto de partida para un debate o conversación están bien y son muy
válidos pero como objeto estético con calidad literaria y artística al que el
niño volverá una y otra vez y leerá de diferentes maneras y en el que entenderá
diferentes cosas según vaya creciendo… no.
 
Entonces
supongo que depende de para qué lo queramos, cómo lo utilicemos y qué más cosas
ofrezcamos a los niños. ¿Nos quedamos en eso o buscamos más? ¿Sólo nos
preguntamos por los libros cuando queremos tratar un tema específico o nos
acordamos también de los libros porque sí?.
 
Muchas maestras
me escriben: “¿Me podrías recomendar un libro para esto? ¿Y para aquello? Y yo
les digo este o aquel otro y, ya que estoy, les lanzo unos cuantos libros
porque sí. Mis favoritos. Que también tratan temas, por supuesto, todos los del
mundo, pero desde la calidad, no desde el objetivocomercial de ser vendible
porque hablan de tal o cual cosa, asunto del que las editoriales saben
demasiado.
 
Me preocupan
los títulos que, disfrazados de “valores” venden un producto rosa y tranquilo,
perfecto para que el adulto se explique desde su status de “mayor” que sabe
dirigiéndose a “pequeño” que no sabe, irrespetuoso con la infancia e incompleto
para que el niño se construya a sí mismo. Un producto como la infancia ideal
que los adultos creemos que merecen. Pero merecen saber y vivir y entender a
través de buenos libros y buenos personajes y buenas historias. Merecen que se
les cuente que a Caperucita se la come el lobo o que la muerte viene a buscar
al pato, Inés decide un día poner todo al revés o una mamá pingüino chilla tan
fuerte a su hijo que lo rompe en mil pedazos. Merecen libros en los que haya
conflicto, personajes ricos, finales sorprendentes, preguntas implícitas.Merecen
fantasía, no lecciones.
 
Merecen que
el buen comportamiento y la generosidad se las traiga un personaje heroico que,
gracias a sus buenas acciones, consigue vencer al villano del cuento. La
historia y la personalidad del héroe están ahí y el niño irá entendiendo con
muchos cuentos, sin necesidad de que todo se le subraye.
 
 
Ayudemos a
los niños a encontrar historias verdaderas, repletas de sentido, que les hagan
plantearse a sí mismos como individuos ante el mundo.
 
Ahora que empezó el
verano y siempre, ¡abracemos buenos títulos bajo el sol y llenemos las horas de
libros porque sí!