Poner palabras donde nos duele
Leyendo la tesis de Marta Sanjuán Álvarez, que habla sobre la experiencia de la lectura y la educación literaria, me he encontrado con unas cuantas citas de la investigadora de la lectura Michèle Petit que me parecen absolutamente dignas de compartir.
Ella comenta en su libro “Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura”, editado por Fondo de Cultura Económica (México, 1999) lo siguiente:
“La lectura convierte al lector en una suerte de escritor de sí mismo. Nos hace un poco más aptos para enunciar nuestras propias palabras, nuestro propio texto”.
El texto tiene el poder de “leernos” a nosotros como lectores, de revelarnos, de poner palabras en esos lugares que no sabemos nombrar, por desconocidos, por íntimos.
“En particular, los escritores ponen palabras en donde nos duele”.
Los escritores ponen palabras en donde nos duele. Construimos experiencias personales a partir de la experiencia que se simboliza en el texto. Cuentos, poemas, novelas… tocan lo más profundo de la experiencia humana, y eso puede llegar a todos, sea cual sea nuestra edad, nuestra procedencia o nuestro nivel cultural y económico.
Creo que esta cuestión tan honda, el punto emocional que toca cada texto que leemos es el motor que hace que nuestro trabajo como “facilitadores de la lectura” sea tan importante. No es nada nuevo el escuchar que la lectura nos ayuda a comprendernos, a entender qué sentimos expresándolo con palabras, a empatizar…, ya que todos los lectores entienden esta sensación y estamos hartos de oírlo.
Sin embargo, esa claridad, esa síntesis, el recordar que leer nos convierte en lectores de nosotros mismos, me ha encantado.
Leámonos, pues.
Por cierto, si pinchan AQUÍ podrán acceder a una estupenda entrevista que se llevó a cabo a Michèle Petit, donde explica una interesantísima investigación acerca de las bibliotecas en lugares desfavorecidos.