El año pasado, el querido compañero Diego Magdaleno me invitó a participar en Un Andévalo de Cuentos en Huelva. Por cuestiones del COVID-19, una vez allí, se cancelaron las sesiones en las que contábamos Pep Bruno y yo.

Disfruté, pues, del paisaje, del buen hacer de Diego y de las compañeras Carmen Sara Floriano y Anabel Gandullo en sus respectivos pueblos. Pude conocer lugares que, si no fuera por este proyecto, no tendría ni idea de que existen.

Se pospusieron nuestras sesiones a este año y el pasado fin de semana regresé. Las historias que había preparado un año atrás fueron retomadas, revisadas, y el reencuentro las hizo crecer.

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