El año pasado, el querido compañero Diego Magdaleno me invitó a participar en Un Andévalo de Cuentos en Huelva. Por cuestiones del COVID-19, una vez allí, se cancelaron las sesiones en las que contábamos Pep Bruno y yo.

Disfruté, pues, del paisaje, del buen hacer de Diego y de las compañeras Carmen Sara Floriano y Anabel Gandullo en sus respectivos pueblos. Pude conocer lugares que, si no fuera por este proyecto, no tendría ni idea de que existen.

Se pospusieron nuestras sesiones a este año y el pasado fin de semana regresé. Las historias que había preparado un año atrás fueron retomadas, revisadas, y el reencuentro las hizo crecer.

Este Festival de Narración Oral es totalmente diferente a los que conozco. Pep Bruno ha escrito estos días en su web reflexiones sobre su paso por allí, y explica pormenorizadamente en qué consiste. Si te interesa, no dejes de leerlo aquí.

Diego, junto a la Diputación de Huelva, ha seleccionado la comarca del Andévalo y sus pueblos para, a lo largo de las diferentes ediciones, acudir a todos ellos a recopilar historias o anécdotas contadas por las personas mayores del lugar.

Después de recopilar y grabar lo que cuentan, esas historias se seleccionan, se hilan, toman forma narrativa, se preparan por escrito para ser contadas, ya sea por las mismas personas que recopilaron o por narradores/as de otras latitudes.

Por último, los textos llegan a las personas que iremos a contar a los pueblos, a devolver a las personas mayores, en forma de sesión de narración oral, lo que previamente han contado.

El pueblo que a mí me tocó fue El Granado. Acudieron el año pasado Diego y Filiberto Chamorro a encontrarse con los/as mayores. Después, el propio Filiberto escribió las historias utilizando lo recopilado con gran maestría y fuerza oral. Se notó desde el primer momento que aquellos textos estaban escritos por alguien que contaba. ¡Tuve, dentro del repertorio, un cuento etimológico que explicaba el origen de El Granado y un cuento acumulativo! Una maravilla.

Contando con El Granado detrás en la Plaza del Coso

La devolución de las historias en los pueblos es un momento de gran emoción. A petición de Diego, se invita personalmente a las personas mayores para que acudan.

En la plaza se dio la bienvenida a la gente y se presentó la sesión. No solo acudieron los “homenajeados” sino también el resto del pueblo. Niños/as, personas adultas… que siguieron al músico Don Jozelito mientras sonaba su flauta y tamboril por las calles hasta la plaza de la Iglesia, donde comenzaron los cuentos. Visitamos también la Ermita y la plaza del Coso, y pude ver por fin el terreno que tanto había imaginado desde las palabras que habían recogido mis compañeros.

Pude disfrutar también de las sesiones de Pep Bruno en Villanueva de los Castillejos y de Nono Granero en El Almendro (me perdí a Paula Mandarina y Elia Tralará… con toda la pena).

Pep Bruno contando en Villanueva de los Castillejos

Ver emocionarse a las personas mayores, verles llorar al recordar aquella anécdota de su infancia que el narrador está contando… o corregir al que cuenta porque dijo algún nombre mal… observar cómo se señalan entre sí cuando reconocen algo que contaron, cómo interactúan con sus propias historias y la sesión en ocasiones se convierte en un diálogo… es un regalo.

Nono, Don Jozelito y Diego antes de empezar la sesión en El Almendro

En la sesión de Nono, caminaba por la calle, justo detrás de Don Jozelito, una señora mayor que había participado en la recogida de anécdotas, e iba caminando tan sonriente, tan orgullosa, alguien le dijo algo y ella asintió. Se sintió reconocida e importante. No perdió la sonrisa en ningún momento. Devolver a los mayores lo que dieron es una acción llena de respeto y de cuidado. Es necesario y hermoso.

Un momento precioso es, al finalizar la sesión, cuando los mayores que estuvieron en la sesión de recogida son llamados a salir a la escena, y al ritmo de la música de Don Jozelito, reciben un cálido aplauso.

Personas mayores que participaron en la recogida de historias, Diego, Filiberto y yo.

En este vídeo pueden ver un breve resumen creado por Diego Magdaleno del recorrido.

En unos meses, los pueblos recibirán ejemplares de un libro ilustrado que aúna las historias que se han contado en los diferentes pueblos de esta edición. Creo que este es un cierre perfecto para que no se pierda en el olvido lo cosechado.

Este, parece, ha sido el último Andévalo de cuentos porque ya se han recorrido todos los pueblos. Desde aquí, felicitar a Diego Magdaleno y su equipo por su buen hacer.

Textos escritos en esta edición por: Luna Baldallo, Carmen Sara Floriano, Paula Mandarina, Filiberto Chamorro y Diego Magdaleno.

La hermosa y acertada ilustración del cartel es de Ana Baldallo.

¡Mil gracias por la oportunidad y la alegría, y por la fiesta que produce el encuentro entre compañeros y compañeras, que en estos tiempos solitarios dan la vida!

Gran equipo de cuentistas invitados y cuentistas que acompañaron el día que contaron Elia Tralará y Pep Bruno.