Cuando tenía 26 años, en 1879, Saturnino
Calleja
 compró a su padre el negocio que éste había abierto de
librería y encuadernación en Madrid y fundó la editorial Calleja.
En un tiempo donde las editoriales no proliferaban como ahora y no había nadie
que editara para los más pequeños, Saturnino decidió publicar 
grandes tiradas de cuentos con muy pequeño margen de beneficio (lo que
abarató mucho los precios) e ilustró ampliamente todos ellos con dibujos de los
mejores artistas. ¿Qué consiguió? Unos cuentos atractivos y al alcance de
cualquier niño que tuviera cinco o diez céntimos. Así, 
los cuentos llegaban a todos y acostumbró a leer a varias generaciones de niños.

Para
que nos hagamos una idea, solo en 1899 publicó tres millones y medio de
volúmenes.

También se convirtió en el líder de los
maestros de la época, creando la 
Asamblea
nacional de maestros
, la Asociación Nacional del Magisterio Español y la revista La Ilustración en España. Editó numerosos libros de Pedagogía, algunos redactados por él mismo.
La diversidad de títulos que ofrecía, muchos escritos también por su mano y otros tantos por diferentes
autores anónimos, estaban escritos con letra no muy grande,
ilustraciones amplias y un contenido ameno y sencillo de leer. Gracias a
Calleja llegaron a los niños las recopilaciones de los 
hermanos Grimm,
los cuentos de 
AndersenLas mil y una noches y
tantos otros. Adaptaba los cuentos a su manera, tomándose licencias curiosas
como la de hacer que El soldadito de plomo, cuando salía del cuarto
de los juguetes y comenzaba a sufrir sus desventuras, lo hiciera no por el amor
a la bailarina, sino por su devoción a la Virgen del Pilar.
Cambiaba no solo los argumentos y los
finales sino también los nombres de los personajes. De esta manera, “
Hansel y Gretel” fueron
Juanito y Margarita” y “El
Barón Munchausen
” pasó a ser “El Barón de la Castaña“.

Fue mucho lo que Calleja hizo por la literatura infantil, y aún
en muchas casas hay baúles y estanterías donde se guardan como tesoros aquellos
primeros cuentos para niños que les hicieron reír, imaginar, disfrutar y querer
ser escritores o dibujantes. Y sobre todo, que les iniciaron en el mundo de la
lectura.
Y es por esto por lo que “tenemos más
cuento que Calleja